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5 testimonios de inmigrantes venezolanos que demuestran que salir de Venezuela “no es tan fácil”

La difícil situación económica, social y política de Venezuela ha obligado a un buen número de ciudadanos a dejar el país para buscar un “mejor futuro” en otras tierras, aún cuando ser extranjero es una travesía que no muchos se atrevían a vivir.
Actualmente, la cantidad de inmigrantes venezolanos que, a diario, salen del país se ha acrecentado y, aunque casi todos conocen la odisea que será levantarse en otra nación como un extranjero, no por eso dejan de intentar.

Para muchos, la idea de pasar penurias por algunos meses es mucho más atractiva que esperar por una solución a una crisis que parece no tener fin.

Estos son algunos testimonios de venezolanos que han salido del país:

Carlos Marín. Odontólogo. Destinos: Estados Unidos/ Argentina/ Colombia

El joven Carlos Marín emigró en 2016 a Estados Unidos con su título bajo el brazo. Un año después, buscando poder ejercer su profesión porque solo había trabajado limpiando un restaurante, se fue a Argentina. Allí trabajó como mesero, pero finalmente decidió irse a Colombia en donde sí pudo trabajar como odontólogo, gracias a que su madre tiene la nacionalidad.

“Desde que salí de mi casa, me tocó dormir en el suelo o en un colchón inflable. (Los que tuve) eran trabajos dignos y en ellos me iba muy bien, pero como persona deseaba crecer en lo mío, en mi profesión, y como extranjero resultaba muy complicado”, expresó a Panorama.

Marión Briceño. Destino: Colombia

“La gente tiene la idea errada de que llegan aquí y les espera la tierra prometida, pues no. Acá hay muchos venezolanos pasándola duro. A los indocumentados a veces les pegan 20 mil pesos diarios (el salario mínimo es de 737.717 pesos) y los hacen trabajar hasta 12 horas diarias de lunes a lunes”, detalló.

José Daniel Luzardo. 23 años. Educador. Destino: Colombia

“El permiso (de trabajo) me lo piden en todos lados y aún no lo he podido sacar. Es contradictorio porque para que me lo den debo tener precisamente un contrato de trabajo”, apuntó.

Ricardo (apellido desconocido). Destino: Trinidad y Tobago

Trinidad y Tobago se convirtió, desde 2016, en uno de los destinos predilectos de los inmigrantes venezolanos que no tenían recursos para ir a otros países.

Contrario a la creencia popular de que, al emigrar, la vida mejora, el caso de Ricardo, narrado por El Confidencial, no es para nada una historia demasiado feliz. Sin embargo, la necesidad lo obligó a irse de Venezuela, a instalar una tienda de campaña y a trabajar más de lo que había trabajado antes en su vida.

“Yo estaba bien, tenía mi carro, tenía mis comodidades, tenía mi tarjetas de crédito. Ganaba más de cuatro salarios mínimos. Me daba los lujos que uno se puede dar allá. Pero con la crisis, mi sueldo era menos de un salario. Esa crisis me llenó de deudas, comprar comida se me hacía difícil, cuando vine a ver no tenía con que pagar nada y me toco salir de mi país”, aseveró.

Diego Sandoval. Contador. Destino: Chile

En contraste, Diego tuvo al menos 4 trabajos, ninguno relacionado con la Contaduría, pero en los que aparentemente “le había ido bien”.

“Vendí  productos y no me pagaban un sueldo sino por ventas, pasé un mes lavando platos en un restaurante y ahí explotaban a la gente. Luego fui garzón (mesonero), después fui a otro restaurante  como ayudante de mesero”, explicó.

Comparte residencia con otras dos personas para aliviar el costo del alquiler que es de 850 dólares, mientras que el sueldo mínimo en Chile es de 410 dólares.

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