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¡NI CHÁVEZ VIVE, NI LA “ROBULUCIÓN” SIGUE! Desplome del fachochavismo (el fin está muy cerca)

Dispuso de grandes recursos económicos provenientes de la renta petrolera, sometió y puso de rodillas todos los poderes públicos, incluidos el Consejo Nacional Electoral y el Parlamento

JOSÉ RAFAEL LÓPEZ PADRINO / jr2610@gmail.com / TalCual

La llegada al poder del socialfascismo bolivariano permitió el surgimiento de una “nueva derecha populista”, pero con retórica revolucionaria. Este infame proyecto surgió en gran medida producto del fracaso del bipartidismo adeco-copeyano, fieles exponentes del viejo bloque histórico, así como por la necesidad de continuidad del proyecto hegemónico.

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Al margen de las triquiñuelas de los tahúres en el poder, el reloj marca con su indetenible puntear del tiempo el fin del batiburrillo ideológico-político que ha “desgorbernado” al país en los últimos años. Tras diez y seis años de un férreo dominio de la política nacional, el socialfascismo bolivariano se enfrenta a su colosal fracaso histórico que hace indetenible su salida del poder.

El desplome del proyecto fachochavista luce dramático e inexplicable pues contó con un apoyo popular importante, dispuso de grandes recursos económicos provenientes de la renta petrolera, sometió y puso de rodillas todos los poderes públicos, incluidos el Consejo Nacional Electoral y el Parlamento, que por un período estuvo absolutamente en sus manos dado a los desaciertos de la oposición. Además construyó un poderoso aparato comunicacional y transformó a la FAN en guardia pretoriana al servicio del PSUV. Ello sin olvidar la creación de un humillante, efectivo y perverso sistema de control social como fueron las misiones sociales.

El fachochavismo fracasó porque nunca tuvo un proyecto de país. Se limitó a repetir, como buen proyecto mesiánico, los dislates e incongruencias de un iletrado y mandón tte coronel. Fracasó porque manipuló y engañó a las grandes mayorías, al impulsar un capitalismo de Estado explotador mientras publicitaba un desconocido socialismo bolivariano. Fracasó porque sus políticas económicas desquiciadas condujeron a la destrucción del aparato productivo nacional, a una incontrolable inflación (147% para finales del 2015), a un brutal desabastecimiento generalizado de alimentos, medicinas e insumos, a un insalvable déficit fiscal y a un estancamiento y decrecimiento de la economía que este año puede alcanzar la cifra de un 6-8%. Fracasó porque institucionalizó la corrupción, y permitió el surgimiento de un hamponato para-estatal, la boliburgesía. Fracasó porque profundizó el rentismo petrolero e hizo al país más dependiente de las importaciones. Fracasó por su fariseísmo al institucionalizar la criminalización de la protesta social, la tortura, y el asesinato del contrario. Todo ejecutado con total libertad e impunidad. Fracasó porque pese a los inmensos ingresos obtenidos por concepto de la renta petrolera, contrajo niveles sin precedentes de deuda, elevando las obligaciones externas de la nación de $32,809 millones (1998) a $249.523 millones al cierre de 2014.Fracasó porque sus continuos desaciertos llevaron al país a la quiebra, hipotecando su futuro convirtiéndolo en una tierra preñada de miseria y hambre.

Pero aunado a la profunda crisis económica y cuya evolución tiende a su agravamiento en los próximos meses,no podemos olvidar que convivimos con otros aspectos de la crisis como son la inseguridad personal, el colapso educativo, el desastre medico-asistencial, así como el agravamiento de la exclusión social e indigencia. Asistimos al deslave final del fachochavismo, su otrora revolución bonita ha terminado siendo una despreciable revolución del hambre, de la miseria y del terror.Prueba de ello han sido los recientes saqueos en diversas regiones del país, incluyendo el Guayanazo con el saldo de muertos y heridos. Saqueos que lejos der ser instigados o promovidos por paramilitares, la CIA o la disidencia política como ha afirmado el ignorante enciclopédico de Maduro, son una clara demostración del desespero e indignación que existe en el pueblo, al cual ellos falsamente dicen defender, pero que reprimen y asesinan.

No se trata del fracaso del “socialismo del viejo Marx” como algunos opinadores de oficio afirman. No se puede hablar de fracaso de algo que nunca ha existido. El fachochavismo siempre ha representado un proyecto de derecha, pero con una falaz retórica socialista.Su impronta facha y reaccionaria ha quedado en evidencia al propiciar un rechazo y desprecio al pensamiento crítico, al implementar el terror como política de Estado, al imponer una militarización de la sociedad, al patrocinar un culto a la muerte, y un nacionalismo arcaico y retrógrado.

El fachochavismo representa un ignominioso proyecto corporativo tutelado por la pestilente bota militar e impulsado por obnubilados resentidos sociales. Una grotesca falsificación de los proyectos emancipadores y libertarios siglo XXI.

El fachochavismo naufragó. Ni Chávez vive, ni la “robulución” sigue.

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