La escasez arruinó la tradición de los regalos en Venezuela

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El venezolano es conocido por su buen humor y su optimismo, a pesar de los problemas que pueda tener. La falta de producción nacional, un mercado de divisas complicado y un monopolio por parte del Estado que ha afectado los patrones de consumo de la población, mantienen a los venezolanos haciendo largas colas para conseguir lo básico.

Diciembre no escapa de la escasez, es allí donde viene el ingenio de cada quien. Las familias van de compras para poder adquirir suficiente harina precocida -solo venden entre dos y cuatro paquetes por persona- para el tradicional plato de diciembre conocido como hallacas.

Otros recurren al intercambio de mercancías: “Te doy un aceite si me das dos harinas”, y más de uno sustituye algún ingrediente de la mesa navideña, para poder mantener la tradición.

Ropa nueva o reinventada

Pese a los problemas, cada quien va tratando de resolver su  Navidad lo mejor que puede. La tradición de estrenar ropa pasó a la reutilización algún vestido que permanecía en el closet.

Si se pudo comprar alguna prenda de ropa, generalmente los venezolanos la buscan “neutra”, para poderla usar en las fiestas del 24 y 31 de diciembre.

Otros más precavidos prepararon su “look navideño” unos meses antes y lo pagaron por cuotas para poder darse el lujo de estrenar alguna prenda.

Amigo secreto “básico”

Por las redes sociales sobraron las bromas referentes a lo que pedía cada venezolano para Navidad, unos ansiaban ver “el pote de leche” que desapareció de los anaqueles y otros un kilo de detergente pero “sin hacer la cola”.

Diario Las Américas

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